sábado, 23 de enero de 2010

Horror...Perversidad

Por Eduardo V. Lococo*

El Horror y la perversidad
se dieron cita, convirtiéndose en sinfonía de destrucción, desnudando toda una historia que anunciaba “el final”.
La Republica de Haití, país caribeño y tropical que en los últimos días se convirtió en el más mencionado por la mediática prensa, por la que nos vende a diario el drama y el espanto, hoy como siempre en su pasado, una vez más está invadida…sí invadida por casi 20.000 soldados, del coloso vecino, soldados que representan al país que en 1915 invadieron respondiendo a una constante de la historia , a Haití y se quedaron hasta 1934, hambreando al pueblo , robándole su identidad y el orgullo de haber sido el primer país de América latina independiente, cuando en 1803 vencieran a las tropas francesas de Napoleón Bonaparte, algo que jamás fue perdonado por los “Civilizados” europeos; ¿Cómo “Negros inferiores” habían osado tamaña hazaña?”.
La historia de Haití muestra su valiosa colaboración con Bolívar en su gesta por la independencia americana, entregándole naves y armas que posibilitaron el triunfo Bolivariano.
Ya en pleno Siglo XXI, encontramos un país, superpoblado, sumido en la miseria alimenticia, cultural, sin salud ni educación para el pueblo, sin medios de producción , abandonado a la mano de “Dios” desde su historia, luego del agotamiento del cultivo del azúcar, y el feroz bloqueo que le fuera impuesto, país sometido por los “gendarmes” del mundo que imponían a su antojo al gobernante de turno, los mismos que hoy una vez más, sopretésto humanitario se han adueñado de la isla y su aeropuerto decidiendo sobre la vida y la muerte; en medio del espanto y el horror, expulsan periodistas de áreas a las que consideran “propias”regulan el ingreso de insumos médicos y sanitarios y no permiten el uso de la pista aérea, libremente, una vez más ponen a “los negros, como seres inferiores, al decir de “Montesquieu”.
Hoy Haití esta desvastada por la naturaleza y el mundo se rasga las vestiduras, descubriendo la miseria del pueblo Haitiano, el mismo mundo desarrollado que supo someter a la isla con políticas imperialista , desde Estados unidos, hasta las culturas más “civilizadas” de Europa; lo de Haití, a nosotros, los países subdesarrollados de la América Latina, no nos asombra, ni el espanto, ni la perversidad, ni el despotismo estamos acostumbrados a permanentes ingerencias de apropiadores foráneos que suele llegar debajo de la capa Humanitaria en háras de la pretendida democracia, en estos días lo podemos ver en Honduras, con la destitución de Zelaya y su posterior fantochada de mediadores, en Chile, con la fuerte ayuda brindada a un candidato de derecha, en Ecuador, en Venezuela, la Argentina, en la Bolivia de Evo y en tantos otros países sojuzgados, hoy en vía de liberación, camino emprendido con la sangre de sus pueblos y la vida de sus mártires que son bandera de una América predestinada al sometimiento por los poderosos que hoy se debaten en sus propios errores y un profundo miedo por el debilitamiento de sus poderosas estructuras de dominación , puestas en jaque por los pueblos “inferiores” , de pie y desde el pie ,como dijera Zitarrosa, resistiendo.
Haití no es “el terremoto” que se llevo 150.000 almas, es mucho más es una historia de sometimiento y saqueos, de racismo y desprecio, si no olvidamos esto, Haití con seguridad volverá a “vivir”.

* Periodista- Escritor

domingo, 17 de enero de 2010

Tilcara...



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SOLO TILCARA...
Tilcara del altiplano
Coloreados cerros
Rodeados de silencio
Silencios enmarcados en música

Música del excluido
Con sentimiento de ser
Acordes de una caña
Con toda su dulzura

Ojos negros
Piel cetrina
Bifurcación a la vida
Por el camino más llano

Tilcara encuentro de sueños
Trasparencias y estrellas
Lento caminar
Sin animo de partir

Tilcara…Jujuy
Su gente…su misterio
Su música…
Simplemente…Tilcara

Eduardo V. Lococo
Recuerdo de mi viaje a Tilcara

sábado, 16 de enero de 2010

Imagines…Solo imagines…

Dicen las escrituras que Cristo resucitó…entrego la vida…para conquistar la muerte…

Imagino mi muerte…convencido que seguiré resistiendo
Instante de eternidad…solo un instante…

Recuerdo aquel beso de mamá, lo imagino en un momento que no será el real…
A papá buscando comprensión frente a su dolor que no supe comprender…

Recuerdo…el rostro inexpresivo, su mirada perdida, de aquel leproso con su mano extendida, ofreciéndome maíz, en señal de amistad…fue en aquel leprosario de las alturas de Bolivia…olvidado por el mundo “Civilizado”, me atormenta …me atormenta el recuerdo de mis dudas por aceptarlo…

Imagino mi muerte proyectada en la blanca pantalla del fin, junto a las fantasmagóricas figuras de aquellos milicos de la federal, con sus metralletas y su pegajosa y jadeante voz, el pesado “clik” cuando colocaban el cargador, el frió de la celda la incertidumbre, y luego…luego recordare las ilusiones del pueblo liberado, el miedo, el éxodo, que también exilio se llamara, el desencuentro y el desarraigo, pero por sobre todas las cosas, la fuerza por resistir.

Imagino, la muerte…imaginando aquel mi primer amor…

Pasaran como una de las más bellas y poéticas películas, las imágenes de mis hijos naciendo, acunándolos en la esperanza del porvenir, sus llantos y sus gracias…

Todo se entremezclara en el recuerdo …Hitler…Perón…el Che…y Marx…

Las imágenes se repetirán en ese único e irrepetible instante de mi muerte…

Leeré los títulos de los diarios…”desnutrición infantil”…”pasta base, heroína, cocaína” “bajos salarios” “Obama no se diferencia de Busch”.

Imagino la muerte desde la vida…mi muerte…la que solo yo viviré…
Finalmente dejo de imaginarla para verla…

Allí en la oscuridad de la tierra…veo gusanos de verdosa piel como los “Falcón”…veo cientos de gusanos arrastrándose en retirada…seguiré resistiendo…la insurgencia…no será controlada.

Oiré en ese instante, instante de eternidad, la música del altiplano, el candombe y los mariachis…junto al acompasado decir de Nicolás Guillen y la estruendosa caída de la “Estatua de La Libertad”…arrastrando cual alud las torturas, la explotación y la muerte.

Por ultimo veré aquella indígena con sus negros ojos y piel curtida amamantando a su hijo.

Imagino el final con sabor a “Victoria”…esta será la más dulce melodía de despedida.

Eduardo V. Lococo – periodista
16/01/2010 Don Torcuato