sábado, 16 de enero de 2010

Imagines…Solo imagines…

Dicen las escrituras que Cristo resucitó…entrego la vida…para conquistar la muerte…

Imagino mi muerte…convencido que seguiré resistiendo
Instante de eternidad…solo un instante…

Recuerdo aquel beso de mamá, lo imagino en un momento que no será el real…
A papá buscando comprensión frente a su dolor que no supe comprender…

Recuerdo…el rostro inexpresivo, su mirada perdida, de aquel leproso con su mano extendida, ofreciéndome maíz, en señal de amistad…fue en aquel leprosario de las alturas de Bolivia…olvidado por el mundo “Civilizado”, me atormenta …me atormenta el recuerdo de mis dudas por aceptarlo…

Imagino mi muerte proyectada en la blanca pantalla del fin, junto a las fantasmagóricas figuras de aquellos milicos de la federal, con sus metralletas y su pegajosa y jadeante voz, el pesado “clik” cuando colocaban el cargador, el frió de la celda la incertidumbre, y luego…luego recordare las ilusiones del pueblo liberado, el miedo, el éxodo, que también exilio se llamara, el desencuentro y el desarraigo, pero por sobre todas las cosas, la fuerza por resistir.

Imagino, la muerte…imaginando aquel mi primer amor…

Pasaran como una de las más bellas y poéticas películas, las imágenes de mis hijos naciendo, acunándolos en la esperanza del porvenir, sus llantos y sus gracias…

Todo se entremezclara en el recuerdo …Hitler…Perón…el Che…y Marx…

Las imágenes se repetirán en ese único e irrepetible instante de mi muerte…

Leeré los títulos de los diarios…”desnutrición infantil”…”pasta base, heroína, cocaína” “bajos salarios” “Obama no se diferencia de Busch”.

Imagino la muerte desde la vida…mi muerte…la que solo yo viviré…
Finalmente dejo de imaginarla para verla…

Allí en la oscuridad de la tierra…veo gusanos de verdosa piel como los “Falcón”…veo cientos de gusanos arrastrándose en retirada…seguiré resistiendo…la insurgencia…no será controlada.

Oiré en ese instante, instante de eternidad, la música del altiplano, el candombe y los mariachis…junto al acompasado decir de Nicolás Guillen y la estruendosa caída de la “Estatua de La Libertad”…arrastrando cual alud las torturas, la explotación y la muerte.

Por ultimo veré aquella indígena con sus negros ojos y piel curtida amamantando a su hijo.

Imagino el final con sabor a “Victoria”…esta será la más dulce melodía de despedida.

Eduardo V. Lococo – periodista
16/01/2010 Don Torcuato

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